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CON CABEZA FRIA AL FIN DE LA FARRA


Lic. Milor López Mori

“Cada pueblo tiene las autoridades que se merece” reza un conocido refrán que, más que hablar de las virtudes de quienes asumen las representaciones ciudadanas en su comunidad, dice más bien de las culpas que ésta tiene que pagar por no haber tomado una correcta decisión y dejándose llevar por la emoción de la dádiva o del amiguismo, eligió a quiénes precisamente no debía elegir.
La farra electoral que se vive en estos últimos días de la campaña municipal y regional 2010 llega a su final y se verá incrementada en los pocos días que restan y la gente tiene con ella, sentimientos varios. Hay quienes gozan porque dan un espectáculo que sólo se vive en épocas como la actual, hay quienes se incomodan porque sienten que los candidatos hacen el ridículo dando a conocer su supuesto deseo de “servir al pueblo”, así como hay indiferencias, gente a la que poco o nada le importa lo que hagan unos u otros.
Las alcaldías, desde hace mucho tiempo, y en especial hoy (entiéndase concejos municipales), y el gobierno regional parecen ser botines interesantes para aquellos que sintiéndose con derecho (quizá lo tengan o alguien les dijo eso) buscan llegar a los cargos por la vía del voto para expresar su “disposición de ayuda” a fin de solucionar los problemas más graves, según su óptica, que tiene la comunidad a la cual postula y para ello no escatima esfuerzos económicos, logísticos ni personales. Llena de publicidad los medios de comunicación sin regatear costos, inunda paredes de afiches variopintos, coloca gigantografías cada una más llamativa que otra, coloca banderines con su símbolo en domicilios (algunos moradores cobran por ello), utilizan su personal para moverse de un lado a otro, contratan centenares de motocarristas con su respectivo vehículo a tanque lleno y propina adicional para protagonizar inmensas caravanas congestionando el tránsito en la ciudad y regalan todo, o casi todo, lo que clubes, menesterosos y cuanta persona solicite al candidato.
Nos habremos preguntado ¿cuánto de dinero invierten los candidatos en su campaña electoral? (digo invierten, porque ellos lo miran como un negocio, ya que el que está en política tiene un interés fijo y, todos los que participan deben recibir en algún momento, lo que les corresponde) y, si realmente tienen deseos de “servir al pueblo” ¿no se sentirían mejor si con la mitad de ese monto, ayudaran a mucha gente necesitada, a organizaciones que verdaderamente trabajan por el bien colectivo, demostrando capacidad humana y profesional, recibiendo como gratificación una sonrisa de agradecimiento? No, que va, los candidatos no buscan eso, no, buscan el poder que de alguna manera ya lo tienen, pero, representar a una comunidad, grande o pequeña, les hace ser los más fuerte de la misma; obviamente, mientras más grande la comunidad, más grande el poder.
Hoy, llegamos a la parte final de esta farra y amaneceremos el domingo 03 de octubre con varias preguntas martilleando nuestra conciencia: “¿Por quién votaré?, ¿será el más indicado?, ¿y, si me equivoco? Nuestra responsabilidad ciudadana nos llevará a decidir por una de las listas tanto en el plano municipal, como en el plano regional y debemos tomar la decisión por el conocimiento que tenemos de nuestra propia problemática y por la seguridad de que nuestra elección, entre todas las posibilidades, será la mejor. No olvidemos, que cada pueblo tiene las autoridades que se merece.



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