Por: César Lévano, director Diario La Primera
La salida de Fernando Barrios del Ministerio del Interior, después de que se le descubrió un cuantioso desangre de fondos de Essalud, demuestra cuán bajo ha caído el nivel de la delincuencia común en el Perú.
En momentos en que arrecia el descontento en los nosocomios del seguro social, con médicos que se quejan de la insuficiencia de equipo y material hospitalario, así como de bajos sueldos y excesiva carga de trabajo, un periodista exhibe el desparpajo con que Barrios cobró 89,937 soles como “indemnización por despido arbitrario”.
Al mismo tiempo aparece la denuncia de que, por orden del presidente Alan García, Essalud deberá atender a 350 mil policías, que no son asegurados y por lo tanto no aportan a la caja del Seguro. Quizá García quiere ganar para Essalud la condición de pobreza extrema, aquella que no tiene ni para remedios. O a lo mejor busca establecer un nuevo récord mundial de atenciones por médico, pese a los riesgos que eso significa para la salud de los asegurados.
La decisión es una muestra de demagogia, autoritarismo y necedad.
Soy paciente y testigo presencial de los déficit de Essalud que he denunciado y que ahora, a la luz, mejor dicho, la sombra, de Fernando Barrios, muestran su origen en la corrupción.
Significativo es que los presidentes de Consejo de Ministros y ministros apristas salgan por actos de corrupción escandalosa.
Jorge del Castillo, que soñaba con la presidencia de la República, para lo cual compraba alquilones en los medios, tuvo que renunciar por los indicios que lo comprometían en los petroaudios y en la desaparición de dispositivos de almacenamiento de datos en ese caso. Por este mismo affaire (negocio) cayó Hernán Garrido Lecca.
Aurelio Pastor, el “constitucionalista” del APRA, soltó las riendas del Ministerio de Justicia debido a su manejo corrupto del caso Crousillat.
Omar Quesada, secretario general colegiado del APRA y ex presidente de Cofopri (Organismo de Formalización de la Propiedad Informal), salió de esa institución por vasta corrupción territorial.
Barrios se suma ahora a ese conjunto selecto de líderes apristas enemistados con la honradez. No es casual que ese tipo despreciable de políticos surja de un partido que otrora se jactó de sus “militantes puros y sinceros”, pero que apenas asumió el poder empezó a segregar dirigentes corruptos, que se multiplican como gusanos.
